¿No tenéis la sensación muchas veces de empezar la casa por el tejado cuando queremos organizarnos y priorizar todo lo que nos marcamos para hacer?

Habitualmente, la urgencia se come a la importancia día a día cuando nos planteamos organizarnos. Lo que nos lleva recurrentemente a:

Postponer una y otra vez tareas que son importantes en favor de las «urgencias» y obligaciones diarias que tenemos.

Ver cada vez nuestras metas de mayor calado y relevancia para nosotros en nuestro desarrollo profesional más alejadas.

✘ O no verlas ni siquiera porque no sabemos ni qué estamos persiguiendo realmente para nosotros mismos dentro de tanto barullo diario (luego vamos con ésto…).

Y esto con frecuencia nos lleva a querer buscar atajos y métodos mágicos para lograrlo, amparándonos en una falta de habilidad propia, y «delegándolo» en el mecanismo que pretendemos incorporar a nuestro día a día milagrosamente. No son pocas las personas que comparten esta preocupación conmigo en el día a día… Yo misma me he pasado años formándome en herramientas de gestión del tiempo y de eficiencia productiva antes de pararme a entender qué es lo que debía priorizar y para qué. Y ojo, que no digo que las herramientas de este tipo no sean parte de la solución, al contrario: ¡les debo mucho a muchas técnicas que a día de hoy tengo incorporadas a la planificación de mi negocio!

Sin embargo, cuando ponemos sobre la mesa la pregunta de qué es lo realmente importante para ell@s, o PARA QUÉ quieren organizar mejor qué tareas, o cuáles son importantes para ell@s y POR QUÉ… no siempre las respuestas llegan tan claras. Y siento decir que sin una meta clara, sin un propósito claro, muy difícilmente logrará una herramienta por sí sola ayudarte en esa gestión de prioridades que lleve a alcanzar tus objetivos profesionales disfrutando de la vida que realmente deseas vivir. La disciplina y la perseverancia se nutren en gran medida de ese objetivo claro que guia tus acciones como un GPS. Y sin esa gasolina, el motor se parará muchas veces… Sin ese PARA QUÉ, ninguna técnica será infalible, pues la técnica y el método precisa de entrenamiento y de persistencia para no dejarlo atrás, y como digo, éstas se alimentan del objetivo que las alienta.

Olvidamos que somos SERES humanos emocionales, y nos focalizamos tanto en «producir» que parecemos más «HACERES» humanos robotizados, y nos olvidamos de nuestra propia naturaleza cuando tratamos de buscar la herramienta de gestión profesional perfecta para «hacer más» en vez de entender cuáles son nuestras prioridades, por qué lo son, qué necesitamos hacer (y dejar de hacer), qué es realmente importante para nosotros, y para qué lo queremos hacer. Después, vendrán los métodos, herramientas, habilidades para defenderlo, etcétera, etcétera. Porque también son necesarias, sí. Pero lo primero es lo primero: empezar la casa por los cimientos. ¿no?

En definitiva, y bajo mi experiencia:

Entrenar tu habilidad y disciplina para priorizar y organizar tu día a día es clave para conseguir tus metas. Este entrenamiento encontrará su motivación sin duda en PARA QUÉ lo haces… en el sentido que tiene hacer ese esfuerzo.

Apoyarte en herramientas para conseguirlo con un método adaptado a tu modelo de aprendizaje, trabajo y estilo de vida te hará lograrlo más eficientemente. Sin duda.

✔ Pero si no tienes claro hacia dónde vas con todo lo que te marcas hacer a diario y cuál va a ser el motor de tu disciplina diaria, difícilmente liderarás ese camino. El rumbo tiene que estar fijado hacia un lugar definido. Definido por tí para que sea auténtico y motivador para tí, respetable con tu entorno social y familiar. Sin esto, estás zarpando del puerto sin gasolina suficiente para recorrer todo el trayecto.

¿Tienes claro realmente qué es importante para tí, y para nadie más, de todo lo que te planteas hacer en tu día a día? ¿Sabes hacia dónde te diriges y para qué quieres hacer todo lo que quieres hacer?

Ayudo a diario a decenas de personas a encontrar su propósito, su objetivo y su rumbo para ser capitanes de su propio barco y emprender una navegación con gasolina y energía de sobra que les haga llegar a las metas que se marquen. También les acompaño en el entrenamiento de sus habilidades y les aporto herramientas que lo faciliten para lograrlo… pero ya sabes: lo primero, es lo primero 😉

¿Quieres que hablemos?