El mundo entero trata de hacer frente a una realidad desconocida para la mayoría, que está suponiendo un cambio e impacto bestial en nuestras vidas tal y como las conocíamos. Nuestra estabilidad o relativa estabilidad asumida y predecible desaparece y necesitamos aprender a manejar la incertidumbre a marchas forzadas y prácticamente a diario. Sucede igual con las nuevas tecnologías y entornos digitales. Con la gestión emocional que el lidiar con estas nuevas actividades (fuera de la mayoría de nuestras zonas de confort) conlleva. Con la gestión de la soledad y el distanciamiento humano. Algo que nadie nos ha enseñado en las escuelas…
En las empresas el desánimo y agotamiento mental llega por jornadas de trabajo intenso, luchando contra lo impredecible, haciéndolo en soledad, aunque tratando de estar acompañados “virtualmente” en muchos casos, y en situaciones más complicadas aún, contra el miedo diario a lo que sucederá mañana.
No son pocos los casos de personas que, en esta situación de sobreesfuerzo en varios planos, de priorización de lo verdaderamente importante, se replantean lo que realmente quieren hacer, dónde realmente creen que pueden aportar valor en las condiciones más desfavorables, e incluso se replantean su propia profesión.
Estábamos dormidos… pero este choque inmenso nos ha despertado.
Y llegados a ese punto, cuando hemos tomado conciencia, ansiamos el cambio. Buscamos que valoren nuestros conocimientos y experiencia, que se reconozca nuestra aportación de valor profesional. Anhelamos que sean más empáticos con nosotros. Pretendemos que nuestros equipos de trabajo sean más colaborativos y generosos. Queremos que otros cambien con respecto a nuestra misión y visión. Queremos que el contexto cambie. Queremos que el mundo cambie. Cuando realmente, el cambio sólo puedes ser tú.
Puede que esto suene a priori muy filosófico, pero amig@ mi@, es una realidad contundente. Y para que lo compruebes tú mism@, vamos a hacerlo un poco más terrenal…
¿Has pensado cuánto de todo lo que deseas que cambie está en tu mano? Preguntado así es bastante demoledor…
Pero ¿te has planteado cómo puedes influir tú para que dichos cambios sucedan? ¿Cómo puedes actuar para desencadenar el cambio que deseas, o al menos, sumar un granito de arena más para acercarte más a ello?. Ahora la perspectiva cambia, ¿verdad?
Aceptar la responsabilidad que tienes actuando en consecuencia a los cambios que estás buscando e influir para generarlos desde el área o ámbito en que te encuentras es uno de los axiomas más importantes del Liderazgo. Hacerte cargo de lo que está en tu mano es tomar las riendas de tu vida. Y sólo tú, créeme, puedes decidir si tomarlas o no. La palabra “responsabilidad” está formada por dos vocablos latinos que significan literalmente “habilidad para responder” ante determinadas situaciones.
“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Dijo Viktor Frankl, psiquiatra, filósofo y escritor de “El hombre en busca de sentido”.
Dime, ¿has decidido ya dar un paso al frente para hacerte cargo del cambio que deseas generar en tu vida?
